El dolor de cuello es una dolencia común en todas las edades, pero puede ser especialmente problemático en la población adulta joven, ya que puede limitar su capacidad para llevar a cabo las actividades de la vida diaria y laboral, y afectar negativamente su calidad de vida al comenzar sus carreras y construir sus vidas. De hecho, un estudio del 2020 reveló que el 58,3% de los adultos jóvenes experimentó al menos un episodio de dolor de cuello durante el año anterior. Como era de esperar, un factor clave del dolor de cuello en este grupo de edad son sus hábitos de uso de pantallas.
En un estudio de agosto de 2024, los investigadores examinaron a 62 estudiantes universitarios que habían experimentado al menos dos episodios de dolor de cuello en el año anterior. El estudio reveló que los estudiantes que pasaban cuatro o más horas al día con sus teléfonos inteligentes presentaban niveles significativamente más altos de dolor de cuello. Estos estudiantes también mostraron una menor resistencia en los músculos flexores profundos del cuello—estabilizadores clave de la columna cervical que sostienen la cabeza.
Pero, ¿por qué el uso prolongado de dispositivos podría provocar debilidad en estos músculos? La respuesta está en la postura de la cabeza hacia adelante. Lo ideal es que la cabeza descanse sobre la columna cervical, de modo que la oreja se alinee con el extremo del hombro al mirarla de lado. Sin embargo, cuando la cabeza se inclina hacia adelante y hacia abajo, hacia una pantalla, los músculos flexores profundos del cuello se vuelven inactivos. Con el tiempo, esta inactividad puede provocar un desacondicionamiento. Para compensar, los músculos superficiales—generalmente responsables del movimiento voluntario de la cabeza y el cuello—toman el control, fatigándose y sobrecargándose. Este desequilibrio incrementa el riesgo de dolor y disfunción musculoesquelética.
La buena noticia es que unos sencillos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a revertir este proceso y reducir el riesgo de dolor de cuello crónico. Primero, intente pasar menos tiempo con el teléfono. Si no es posible evitar el uso prolongado del teléfono, establezca recordatorios para tomar descansos cada 20-30 minutos para estirarse y moverse. Sostener el teléfono a la altura de los ojos también puede ayudar a mantener una mejor postura y evitar la inclinación excesiva de la cabeza hacia abajo. Además, limitar el tiempo sedentario y realizar más actividad física no solo puede reducir el riesgo de dolor musculoesquelético, sino que también contribuye a mejorar la función cognitiva y la salud mental.
Para fortalecer los flexores profundos del cuello, pruebe este sencillo ejercicio: retraiga la barbilla y la cabeza (como si creara una "papada"); manteniendo la barbilla hacia abajo, mueva lentamente la cabeza hacia arriba y hacia abajo unos cinco o siete centímetros; repita de 5 a 10 veces, varias veces al día. A medida que gane fuerza, aumente la resistencia presionando suavemente la parte frontal o posterior de la cabeza con la mano durante el movimiento.
Si el dolor de cuello persiste a pesar de estos esfuerzos, considere consultar a un quiropráctico que pueda proporcionarle un tratamiento práctico, evaluar su postura, y recomendarle ejercicios correctivos adicionales adaptados a sus necesidades específicas.