Los trastornos asociados al latigazo cervical (WAD, por sus siglas en inglés) es un término utilizado para describir la constelación de signos y síntomas que pueden surgir tras la aceleración-desaceleración repentina de la cabeza y el cuello que puede ocurrir en colisiones automovilísticas, traumatismos físicos (como deportes o agresiones) o una caída grave. Se estima que la mitad de los pacientes con WAD seguirán experimentando síntomas físicos y mentales continuos que pueden afectar dramáticamente su calidad de vida de muchas maneras. Esto plantea la pregunta: ¿el WAD crónico tiene su origen en la propia lesión o en la respuesta mental, social y psicológica (psicosocial) a la afección?
Cuando se enfrenta al estrés, el cuerpo humano activa los sistemas neurobiológicos del estrés. Esto incluye el eje hipotalámico-hipofisiario-suprarrenal, que produce cortisol; el sistema nervioso simpático, que libera adrenalina y prepara al cuerpo para una acción rápida; y varios neurotransmisores y áreas del cerebro para ayudar a tomar decisiones rápidas. En una situación de vida o muerte, esto puede ayudar a salvar una vida. Si estos sistemas de estrés neurobiológico permanecen activados, con el tiempo pueden tener un efecto perjudicial en el organismo, lo que puede impedir la recuperación. Las secuelas de un accidente automovilístico pueden traer factores estresantes adicionales que pueden alterar la rutina normal, desde el cuidado de seres queridos que también pueden haber resultado heridos hasta el trato con las compañías de seguros, talleres de carrocería, y litigios, exacerbando estas reacciones biológicas inconscientes. La respuesta al estrés también puede desencadenar comportamientos como la kinesiofobia y la catastrofización, que pueden estimular una disposición negativa hacia la recuperación o incluso hacer que se restrinja la actividad por temor a sufrir un dolor peor o a volver a lesionarse, los cuales pueden elevar el riesgo de progresión a un WAD crónico.
Por otro lado, un estudio que monitoreó a más de 600 víctimas de accidentes automovilísticos que visitaron la sala de emergencias encontró que aquellos con dolor más intenso eran más propensos a notificar dolor de moderado a severo en los meses siguientes. En un estudio del 2021, los investigadores observaron que los pacientes con WAD crónico presentaban alteraciones pequeñas pero significativas en el control de los músculos del cuello, lo que sugiere que las lesiones del sistema nervioso pueden desempeñar un papel en la progresión a síntomas crónicos de WAD. Una revisión sistemática publicada en el 2022 encontró que las lesiones nerviosas periféricas y el dolor neuropático pueden ser más comunes entre los pacientes con WAD de lo que se pensaba anteriormente, y es posible que estos problemas no se detecten con las prácticas actuales de diagnóstico de WAD.
Al final, puede que lleguemos a entender el WAD crónico como una interacción entre una lesión inicial más grave y la respuesta psicosocial que surge después. Aunque todavía no es posible identificar perfectamente qué pacientes con WAD pueden desarrollar dolor crónico y discapacidad, los datos actuales sugieren que una intervención temprana puede ser la mejor medida preventiva. En lugar de esperar y ver qué pasa, los pacientes pueden beneficiarse de un tratamiento rápido para tratar las lesiones musculoesqueléticas, así como de que se les anime a permanecer activos dentro de los límites de tolerancia al dolor con la seguridad de que la recuperación es muy probable. En cuanto a las opciones de tratamiento, hay muchas disponibles para el paciente con latigazo cervical, pero un estudio del 2022 encontró que el uso de terapias manuales—como la manipulación espinal, el tratamiento principal proporcionado por los médicos quiroprácticos—puede reducir significativamente el tiempo de recuperación y llevar a mejores resultados en la reducción del dolor, la función física, y la calidad de vida.